Urgencias Oftalmológicas
Como en cualquier servicio de urgencias, se atienden situaciones que requieren una actuación inmediata. Por tal motivo, no debe ser un recurso para efectuar visitas rutinarias, de control, que deben realizarse de forma programada en las consultas externas de oftalmología o con su médico de atención primaria.
Los problemas que atiende este servicio
En este caso, es importante saber las circunstancias del traumatismo (con qué objeto fue el golpe, hace cuanto tiempo, etc.); posteriormente procederemos a valorar si el traumatismo ha perforado el globo ocular o no. En el caso de las laceraciones corneales, a pesar de las molestias del paciente, la gravedad es menor.
- Lesiones que comprometen la superficie ocular (golpes con uñas, ramas de árboles, …): en estos casos se puede presentar visión borrosa e intenso dolor, dependiente de la profundidad de la lesión.
- Contusiones oculares: Son traumatismos que no penetran el globo ocular, pero si originan dolor o sangrado dentro del ojo (hifema o hemovítreo). Estos casos deben ser valorados por el oftalmólogo ya que pueden predisponer a un aumento de la tensión ocular.
- Lesiones que penetren el globo ocular o alteren las estructuras de los parpados: son lesiones de mucha gravedad que probablemente requieran un tratamiento quirúrgico urgente. En ocasiones requiere la participación de cirujanos oftalmólogos de diferentes subespecialidades.
- Cuerpos extraños clavados en la superficie corneal: lo mejor es no manipular el cuerpo extraño, tapar el ojo para evitar el parpadeo y acudir a urgencias de oftalmología.
- Queratitis actínica (fotoeléctrica, quemadura solar, ceguera de las nieves): Se presenta como aquel dolor ocular intenso producido algunas horas después de haber estado soldando sin protección, exposición a sol o a la nieve sin protección. La valoración por parte del equipo de oftalmología es requerida por el intenso dolor de estos pacientes.
- Ante la caída de algún producto químico dentro del ojo es fundamental el lavado inmediato de la superficie ocular con suero fisiológico (en su defecto, con agua) durante al menos 10 minutos, posteriormente debe acudir a urgencias para una valoración. El saber de qué producto se trata nos ayuda a dar el tratamiento más adecuado.
La disminución o perdida repentina de visión es razón suficiente para acudir al oftalmólogo de urgencias. Este es un signo que no se debe menospreciar aún no se acompañe de dolor. Entre las posibles causas tenemos:
- Obstrucción de la arteria central de la retina / Trombosis de la vena central de la retina: Se presenta como la pérdida total o parcial del campo visual que puede durar minutos, de manera indolora. Es muy importante la valoración de esta patología, ya que puede estar en relación con otras a nivel sistémico, como alteraciones vasculares cerebrales y cardiacas, sobre todo en pacientes con factores de riesgo cardiovascular, como cardiópatas, hipertensos, entre otros.
- Desprendimiento de retina: Puede ser un proceso gradual o súbito, acompañado o no de un traumatismo previo. Se presenta como una pérdida de visión periférica o central (si se ve afectada el centro de la retina). Muchas veces puede estar precedido de la aparición reciente (menos de 1 mes) de las “moscas volantes” (miodesopsias) o de fogonazos, relámpagos o flashes de luz (fotopsias). Debe ser valorado por el oftalmólogo en urgencias para decidir cuál es el mejor tratamiento adecuado.
- Hemorragia vítrea: Relacionada con la retinopatía diabética y a veces con los traumatismos oculares, es un sangrado en la cámara vítrea del ojo (detrás del cristalino) y se presenta como una pérdida de visión total o parcial. Para el descarte de otras patologías oculares asociadas, se puede solicitar una ecografía ocular.
- Patologías del Nervio óptico: tanto la inflamación del nervio óptico (Neuritis óptica) como su falta de riego sanguíneo (Neuropatía óptica isquémica anterior) pueden causar pérdida visual indolora, brusca y unilateral, así como también con un defecto altitudinal en el campo visual. La exploración oftalmológica precoz es fundamental en estos casos.
- Desprendimiento de vitreo posterior: esta situación se origina del desprendimiento del gel vítreo de la retina y suele manifestarse por la visión de puntos o moscas volantes (miodesopsias). Estos puntos volantes se hacen más evidentes al mirar una superficie de color homogéneo y con luz brillante. Es importante realizar una evaluación y seguimiento de esta patología para evitar un desprendimiento de retina posterior.
- Alteraciones en la superficie ocular: queratitis o úlceras corneales pueden acompañarse de disminución de agudeza visual, además de otros signos como el enrojecimiento ocular y el dolor.
El enrojecimiento ocular puede estar acompañado de dolor, además de alteraciones en la visión. La rojez ocular suele deberse a diversos tipos de inflamaciones, generalmente de la conjuntiva. Entre las principales, tenemos:
- Glaucoma agudo: Cursa con un enrojecimiento ocular acompañado de un dolor ocular súbito muy intenso, que puede estar asociado a náuseas y vómitos. La pupila tendrá una dilatación media y no reaccionará a luz. Los pacientes con hipermetropía alta son los que tienen más riesgo de sufrirlo. Un tratamiento inmediato ayuda a prevenir afecciones en nervio óptico irreversibles.
- Endoftalmitis: Es una infección grave de las estructuras internas del ojo que se acompaña de dolor, enrojecimiento ocular y disminución de la agudeza visual. Puede ser consecuencia de un traumatismo o cirugía ocular reciente.
- Conjuntivitis: Pueden ser de diversas etiologías: infecciosas (víricas, bacterianas), alérgicas o irritativas. Suelen evolucionar bien y no se ve afectada la visión. En el episodio agudo pueden presentar escozor y muchas secreciones (legañas). La fotofobia, el dolor intenso, la dificultad para abrir el ojo la hinchazón de los párpados pueden ser síntomas de una complicación de la conjuntivitis.
- Queratitis y úlceras corneales: se da frecuentemente en usuarios de lentes de contacto. Se presenta como un enrojecimiento ocular y dolor agudo, asociado a visión borrosa. En el caso de las úlceras, la valoración oftalmológica debe ser lo más pronto posible, para así evitar posibles secuelas visuales.
- Uveítis: es la inflamación de estructuras internas oculares (capa uveal); suele acompañarse de dolor ocular, fotofobia y alteración visual. A diferencia de con otras patologías, no produce legañas.
- Epiescleritis y Escleritis (inflamaciones de la epiesclerótica y la esclerótica respectivamente): Ambas suelen cursar con ojo rojo, sin embargo, en el caso de la epiescleritis suele producir molestias leves sin dolor, lo que la diferencia de la escleritis, en la que puede haber un dolor intenso y penetrante. La diferencia entre estas dos patologías estará a cargo del oftalmólogo.
- Hiposfagma: es aquel sangrado ocular que aparece de manera súbita sobre la esclerótica del ojo. Puede ser causa de un pico de tensión arterial, una maniobra de Valsalva o algún traumatismo. En principio, no tiene mayor repercusión visual, pero habría que vigilar los factores de riesgo cardiovascular.
- Sequedad ocular: se presenta como un enrojecimiento leve de los ojos, asociado a sensación de cuerpo extraño y síntomas de sequedad.
Consejos
- Debemos proteger nuestros ojos tanto del viento, aire y luz, sobre todo en condiciones adversas o situaciones de posible riesgo con gafas protectoras o lentes de sol.
- Al acudir al oftalmólogo, es bueno llevar toda la información médica, ya que nos ayuda a llegar al diagnóstico y tratamiento adecuados.
- Ante la sospecha de una perforación ocular, lo más adecuado es no ejercer presión sobre el ojo, cerrar el parpado con una gasa suavemente sin hacer presión y acudir a urgencias.
- Ante el impacto de un cuerpo extraño, evitar frotarse el ojo e hidratar con lágrimas artificiales.
- Aunque no haya síntomas, es necesario dar mucha importancia a las exploraciones periódicas oftalmológicas que ayuden a prevenir y diagnosticar afecciones oculares que no dan síntomas.
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